En esta edición se han mantenido las convenciones ortográficas deloriginal, incluyendo las variadas normas de acentuación presentes en eltexto. (la lista de los errores corregidos sigue el texto.) CUARTA PARTE: I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, XIII, XIV, XV, XVI, XVII, |
VICENTE BLASCO IBAÑEZ
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NOVELA
TOMO TERCERO
EDITORIAL COSMÓPOLIS
APARTADO 3.030 MADRID
Imprenta Zoila Ascasíbar. Martín de los Heros, 65.—MADRID.
Un aspirante a héroe
El 20 de septiembre de 1852 fué admitido en la Academia Militar deToledo un muchachote de diez y seis años, de rostro franco y ademánaltivo que, como detalle típico, tenía entre las dos cejas esa arrugavertical que delata un carácter tenaz e inquebrantable hasta llegar a latestarudez.
Los alumnos de la Academia miraron al recién llegado con hostilcuriosidad propia del caso, y los más antiguos comenzaron a pensar enlas rudas pruebas por que había que hacer pasar al novato.
Pronto les ahorró este trabajo el cadete Esteban Alvarez, que así sellamaba el muchacho, pues al enterarse de lo que proyectaban sus nuevoscompañeros, púsose fosco, y, tirando del sable, dió una buena paliza ados de los matoncillos que capitaneaban aquella hostil manifestacióncontra él.
Este arranque no sólo le libró de los malos tratamientos que a guisa deiniciación le esperaban, sino que le dió un gran prestigio entre aquellaturba juvenil que adoraba la fuerza y la energía con loco entusiasmo.
El neófito no fué ya considerado como “apóstol” (nombre que recibían losnovatos), sino que de un salto se colocó entre los más “guapos” delColegio.
El cadete Esteban Alvarez podía ser considerado como un buen muchacho.
Su padre era un antiguo coronel que había comenzado su carrera en elPerú, batiéndose a las órdenes del general Valdés contra losamericanos, que deseaban librarse del yugo de España.
Había tenido por compañero en las guerras de América, cuando no era másque teniente, a un joven comandante llamado Baldomero Espartero, sinllegar nunca a descubrir en su amigo ningun rasgo q