VIAJE
Á
AMÉRICA
Estados Unidos, Exposición Universal de Chicago,
México, Cuba y Puerto Rico
POR
Rafael Puig y Valls
TOMO II
BARCELONA
TIPOLITOGRAFÍA DE LUIS TASSO
Arco del Teatro, 21 y 23
1894
ES PROPIEDAD DEL AUTOR
Mi queridolector: Si estás cansado de oir cantarlas alabanzas de la Exposición de Chicago; si te repugna leer losdetalles de la muerte de un hombre que pensó dar gloriosa tumbaá la gran feria del mundo, y halla la suya abierta por la manoodiosa de un asesino horas antes del 30 de octubre; si te adoloracontemplar como se enlazan y confunden en la Babel de las grandesciudades americanas, la estruendosa fiesta que ilumina la cienciacon todos sus esplendores y la industria con todas sus riquezas,con el horror de trenes que chocan cada día produciendo víctimassin cuento, de incendios que devoran edificios á centenares, deasesinatos aleves que[Pg 6] buscan víctimas rodeadas de todos losprestigios: ven conmigo á tierras más tranquilas, donde el humo delas fábricas no emponzoña el aire que se respira, donde la agitaciónloca y febril del dollar no enloquece á los hombres, donde el solbrilla, y la atmósfera es transparente, el aire sano y la genteculta; ven conmigo á Washington, donde verás una ciudad que levantamonumentos á los mejores patriotas; el Capitolio, á la gloria máspura de la gran república norteamericana; modesto albergue, en laCasa-Blanca, al representante del pueblo, y á orillas del Potómacla tumba del Cincinato de la historia contemporánea, que abatió lasoberbia británica y fundó con su alta sabiduría el edificio colosal,el Código de las libertades americanas que ha fecundado todas lasenergías desplegadas durante los últimos cien años, procurando,en tan corto espacio de tiempo, el desenvolvimiento más rápido ypoderoso de una nacionalidad que registra la historia humana.
Washington, más que ciudad, es panteón colosal que glorifica á losdioses de la democracia americana; la estatua de Washington, sentadoen silla curul, tronando como un dios pagano sobre las alturas delCapitolio, sintetiza en tres leyendas puestas en el zócalo delmonumento, con sencillez espartana, toda su historia y toda su vida:«El primero en la paz», «El primero en la guerra», «El primero en elcorazón de sus conciudadanos».
El que supo hallar nota tan justa, digno fué de sentir tanta grandeza.
Y como guardianes del Capitolio, altivos y arrogantes, los ungidospor el pueblo en el pórtico del gran monumento,